Edad Plateada: Gladys Chunga, un ejemplo de perseverancia y superación

En el mundo actual, donde la tecnología y las oportunidades están al alcance de todos, es inspirador encontrarse con historias de personas que aprovechan al máximo cada etapa de sus vidas. Un claro ejemplo de esto es Gladys.

Gladys Chunga, la mayor de siete hermanos, se graduó del primer colegio de señoritas del Callao, el colegio Bozano. Desde temprana edad, sintió la necesidad de ayudar en la crianza y sustento de sus seis hermanos. Por eso, después de finalizar sus estudios, Gladys comenzó a trabajar en una joyería.

Después de algunos años en la joyería, se le presentó la oportunidad de trabajar en una clínica privada, en el área de recién nacidos. Aunque no tenía formación como enfermera, su amplia experiencia cuidando de sus hermanos menores complementada con una capacitación ofrecida por la clínica, le permitió desempeñar exitosamente esta función. Este fue el primer acercamiento de Gladys al sector de la salud.

El trabajo en la clínica le brindó a Gladys los recursos necesarios para costear sus estudios de Secretariado Ejecutivo, consiguiendo al finalizar un empleo en una empresa del estado, en la cual trabajó durante 17 años. Gladys siempre ha sido una persona que aprovecha las oportunidades que la vida le presenta. Por ello, vivió en Europa durante seis meses, una experiencia de la cual aprendió mucho y que despertó en ella el interés por viajar y descubrir nuevos lugares. Además de recorrer el Perú, Gladys ha viajado a Chile, Argentina y Uruguay.

Después de 17 años trabajando para una empresa estatal, la incertidumbre del futuro de la empresa y rumores de privatización empujaron a Gladys a renunciar.  Buscando la forma de obtener un nuevo solvento económico, Gladys inicia en el mundo de las manualidades, primero tejiendo y poco a poco evolucionando a dar clases y crear muñecos navideños.  

El tercer infarto cerebral de su padre, llevó a Gladys a empezar a considerar una carrera en el sector salud.  Gladys comprendió que hubiera podido dar un mejor cuidado a su padre si hubiera contado con las herramientas para apoyarlo en sus terapias.  Las opciones de cuidado disponibles eran limitadas y costosas, produciendo en Gladys la necesidad de prepararse para brindar el cuidado adecuado a las personas mayores en su entorno cercano. 

En el año 2021, a sus 70 años, Gladys decidió embarcarse en una nueva aventura y estudiar Fisioterapia y Rehabilitación en el Instituto de Educación Superior Ricardo Palma, IESRP. Los primeros meses fueron difíciles para ella. Había trabajado en la era de las máquinas de escribir y se había jubilado cuando las computadoras eran grandes dispositivos difíciles de utilizar. Comenzó a estudiar en la pandemia, en la época de los smartphones, de los meet y de las redes sociales. Al inicio estuvo a punto de rendirse, pero el constante apoyo de su familia la animó a seguir adelante.

Hoy en día, Gladys es capaz de conectarse a clases en meet, subir sus tareas en la intranet, hacer presentaciones en PowerPoint y escribir monografías y ensayos en Word. Gladys, aprovecha todas las oportunidades que IESRP le ofrece, participando en campañas de salud, semanas del estudiante, ferias laborales, entre otros eventos.

A solo un ciclo de terminar su carrera, Gladys ya tiene planes para el futuro. Sus amigas escolares, con las que aún se reúne después de casi 60 años, serán sus primeras clientes, y su primera inversión será una camilla de masajes portátil. Su objetivo es ofrecer terapia a precios razonables para los adultos mayores en su entorno. Además, tiene la idea de promover las manualidades como terapia ocupacional para mantener activa a la población de adultos mayores. Gladys desea ser una inspiración para otros adultos mayores, demostrándoles con su ejemplo que la edad no es un impedimento y que se puede lograr cualquier objetivo con coraje y determinación.